¿Sientes algunas veces una tristeza o ansiedad que te supera y ni sabes por qué? A menudo reencontrarnos con nuestro yo pasado puede ser el camino para la autoestima, el bienestar y la paz con nosotros mismos. Hoy quiero hablarte de un camino de autoconocimiento por el cual podrás empezar a conectar con tu niño interior y sanar su dolor.
¿Qué es el niño interior?
Ya somos adultos, y sin embargo tenemos un niño dentro de nosotros: el que una vez fuimos. A veces podemos conectar con él cuando volvemos a escuchar una canción que nos cantaban de pequeños. También podemos sentirlo si vemos de nuevo una serie de la infancia, a un amigo de entonces, o sentimos un olor que nos recuerda a los bizcochos que nos hacía nuestra abuela al volver del colegio. Son muchas las formas en que resonamos con nuestro niño interior.
También algunas reminiscencias aparecen en forma de tristeza o ansiedad. Por ejemplo, si un compañero de trabajo nos aparta, podemos recordar cuando recibimos bullying en la escuela. De pronto, nos podemos sentir igual de pequeños e inseguros que en aquellos años de la Primaria.
¿Cómo sanar al niño interior desde el amor?
Todos fuimos niños una vez: frágiles, necesitados de protección, inocentes, llenos de infinitas posibilidades. Si en la más tierna infancia, como una estatua de barro aún por endurecerse, recibimos golpes y heridas, nos pudo dejar una profunda huella.
Algunas heridas de la infancia sanaron solas conforme fuimos madurando, y otras pudieron permanecer mucho más. Puede ser porque fueron muy dolorosas, o porque ni siquiera nos dimos cuenta de que estaban ahí.
Aunque no nos demos cuenta, esas experiencias de vida en nuestros primeros años pueden afectar a nuestras relaciones personales hoy, a nuestra autoestima, al trabajo incluso. Sanar nuestro niño interior es necesario para dejarlo ir, para madurar y poder tomar responsabilidad de nuestro futuro.
El primer paso para sanar al niño interior es hablar con él, escucharlo, dejar que se exprese, y abrazar su dolor. Podemos darle desde nuestro presente el amor que no recibió cuando lo necesitó. Aceptar que hubo esas heridas y que no se sanaron bien, es el primer paso para avanzar y liberarnos.
Otro paso importante en el camino de sanación es comprender aquellas creencias limitantes que arrastramos desde entonces.
Como el elefante encadenado de bebé, que sigue pensando que no puede soltarse de la cadena, aunque ya ha crecido y es más fuerte, nosotros a menudo seguimos limitando nuestra vida por nuestras ideas sobre nosotros y sobre la realidad.
Ya sea con o sin intención, nuestros padres y educadores, así como otras personas que estuvieron en nuestra vida de niños, dejaron su impronta. Pudo ser una frase en el colegio sobre lo mal que se nos daba el deporte y nos volvió inseguros con el propio cuerpo. Los comentarios de los propios padres sobre la vida afectan a cómo la percibimos.
Si queremos salir del piloto automático de lo aprendido, tanto lo consciente como lo inconsciente, necesitamos parar y prestar atención.
- ¿Qué creencias de niño/a me limitan a ser feliz hoy?
- ¿Qué ideas sobre la vida he comprobado que son erróneas y sigo sin interiorizar como falsas?
- ¿Qué pensamientos negativos sobre los demás me impiden confiar y amar de manera sana?
Todos nosotros merecemos amor, somos dignos y tenemos derecho a ser felices. Por desgracia, a veces el peor enemigo para lograrlo somos nosotros mismos, con esos saboteadores internos que podemos arrastrar desde hace más tiempo del que recordamos. Pero quiero decirte que hay salida, hay luz al final del túnel.
Terapeuta en Pamplona
Te invito a que te atrevas a mirar a ese niño interior a los ojos, lo abraces con todas sus fragilidades y le ayudes a soltar y evolucionar. Tu potencial como persona es mucho mayor del que imaginas, y la felicidad que podrás sentir con una mochila emocional más ligera es algo por lo que vale la pena trabajar en terapia.
No podré sanar al niño interior por ti, pero puedo acompañarte en el proceso, y ofrecerte recursos y apoyo en todo momento. Sin juicio, desde el respeto y acogiendo a tu niño más frágil, te brindaré un entorno seguro y de confianza donde explorar y liberar tu mejor versión.
Si te sientes identificado con lo que has leído y crees que mi enfoque podría ser útil para ti, me encantaría escuchar tu historia.